domingo, 28 de septiembre de 2014

Quién habla en nombre de los gallos de pelea?

Dos medidas adoptadas por alcalde mayor de Bogotá han sido aplaudidas por unos y rechazadas por otros. La primera; prohibió las corridas de toros en la Plaza Santamaría, y la segunda; retomó una iniciativa del alcalde de Medellín, Alonso Salazar, cambiar el destino de los caballos carretilleros. Como reacción a la medida sobre los toros, los taurinos entutelaron la decisión, porque vieron vulnerados su derechos. El tema ha generado promesas como la del Alcalde: "Petro, aseguró que se retiraría si volvían las corridas en la Santamaría", con seguridad lo cumplirá cuando termine el periodo para el que fue elegido.

En medio de la polémica sobre las corridas de toros en Bogotá están los ciudadanos, los que apoyan la decisión del Sr Petro, el aficionado que asiste a la fiesta taurina y los que quieren el bienestar de los animales - al parecer la mayoría -. Unos más, piensan que el loable esfuerzo por impedir que el toro sea maltratado, debería ser incluyente con otros animales como perros, gallos, caballos y animales salvajes utilizados en los circos. Porqué no conseguirán la misma atención? Quizá porque los que van a verlos, o apuestan, no son los mismos en clase social a los que ocupan los palcos de la plazas de toros o que hacen parte de las peñas taurinas.

ROUNDHEAD (Cabeza redonda)

Uno de esos animales sin defensores tienen un peso cientos de veces menor que el de un toro de casta. Eso sí, también son elegantes, estilizados, caminan en dos patas, un cuerpo emplumado vistosamente, ojos muy atentos y de movimientos rápidos, no parece agresivo ni peligroso; son los gallos de pelea. Quizá los agresivos y peligrosos sean sus dueños, quienes los ponen a luchar en algo que se asemeja a un ruedo.


Los gallos de pelea son entrenados para matar. Mientras su dueño-entrenador se beneficia del sufrimiento del gallo. El perdedor cae muerto o queda mal herido en la arena. El triunfador herido probablemente reciba un tratamiento para recuperarse, prolongar su vida y volver a la arena, sin embargo habrá una última lucha en el que el gallo que hizo ganar dinero a su dueño, muera degollado por las mortales espuelas de su opositor. 

Sea la primera o la última lucha, las hurras, maldiciones, o caras de alegría, serán la reacción entre los ganadores de las apuesta o de enfado porque la vejez o debilidad influyó en la derrota e hizo que los bolsillos salieran con menos dinero.

El sangriento espectáculo es el mismo en los cientos de galleras que pululan por nuestra geografía. Con las licencias que hagan falta, Asogal y de hecho en su artículo 7o se relacionan la consabidas excepciones de nuestras normas, se avalan las riñas de gallos. Miles de gallos mueren en combate - riña - iniciado por los "racionales" humanos que amparados en la Ley, disfrutan, se lucran y al final dejan coloreada la arena con sangre y tapizada de plumas.

Mientras otros animales han llamado la atención, será posible que los defensores de animales hagan las mismas cruzadas (se enfrenten a la policía), se planten en la entradas de las galleras para promover que este negocio de muerte se extinga y que posiblemente se aprecie la belleza de estos animales. A diferencia del toro de casta, los gallos podrían ser mascotas, con lo cual sus criadores seguirán ganando dinero - no en la misma proporción -.

Las asociaciones defensoras de animales con certeza saben de la existencia del negocio de riñas de gallos. Creo que la defensa de animales y lo que llaman derechos de los animales no deben ser cuestión de leyes o decretos, debe ser de conciencia.


!!Fin a cualquier negocio que se lucre de la muerte en combates de animales!!
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